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¿Iglesia virtual, un adjetivo apropiado?

Actualizado: 1 ago 2021

Ekklesia es un término griego compuesto por el prefijo ek (de, desde afuera), el verbo kalein (llamar) y el sufijo ía (cualidad), así que podemos traducirla como “los llamados de fuera” con la intención de congregarse o reunirse. En Atenas, la ekklesia era la asamblea de ciudadanos para discutir asuntos de Estado. Este término fue incorporado al ámbito eclesiástico para referirse a la congregación de creyentes cristianos; más adelante se popularizó la concepción y erróneamente se conectó el concepto con una casa, estructura o edificio. Bíblicamente, la ekklesia no es un lugar geográfico, la ekklesia está conformada por las personas que han sido lavadas por la sangre de Jesucristo.


Partiendo del sentido de comunidad que nos transmite la ekklesia ¿es lícito llamar iglesia a un grupo de personas que se reúnen virtualmente? Partiremos destacando que la Iglesia (con mayúscula inicial) es invisible y por lo tanto no requiere de una ubicación en el espacio-tiempo para demostrar su existencia, pues la misma está determinada a partir de la resurrección de Jesuscristo. Sin embargo al ser creados como seres sociales, no podemos negar la necesidad de convivir con otros seres humanos, lo cual no es ajeno para la Iglesia, pues al conformar las iglesias locales o comunidades de fe, la Iglesia se fortalece, desarrolla su sentido de pertenencia y cumple el propósito para la cual fue creada.


La Iglesia trasciende la virtualidad, pero la iglesia o comunidad de fe utiliza las herramientas virtuales para mantener su unidad interna y cumplir su misión al proclamar las buenas nuevas de salvación.





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